"La era de los prodigios"

miércoles, 8 de mayo de 2013

Suspiros de humo

Estaba enfadada. Muy enfadada.
Su camisa, demasiado grande, revoloteaba acompañándola en su paseo circular por la habitación.
"ese maldito calcetín... ¿qué haces ahí? ¿Se puede saber quién te ha puesto ahí?"
Su propio caos le desordenaba el alma. Su pelo revuelto le ordenaba las ideas. Sus manos frías le congelaban los pies. Por primera vez quería orden. Quería orden en su desorden caótico ordenado.
"¿Tan difícil es que te sientas Domingo un Lunes?"
Buscó su taza de café humeante. Le dió un trago. "Ojalá fueras whisky de Sábado" Estaba frío. Como sus huesos.
La ventana abierta dejó pasar la brisa. Olía a lluvia. A lluvia fuerte. A tromba de agua. Como sus sentimientos. Una tromba de agua a contracorriente sin orden ni concierto aparente. Justo como ella.
Y quiso desvanecerse. Ser gota de agua y colarse entre su pelo. Pasar a formar parte de ÉL. Y meterse en su estómago, y avivar sus m a r i p o s a s, y revolver sus pestañas, y dormir en sus costillas acunada por el
Pum                                       PumPum                                Pum                                             PumPum
de su corazón poeta, que a veces hablaba en inglés y al que ella respondía con gestos, porque de momento no dominaba el acento británico de Shakespeare.
Dejó de dar vueltas en su habitación, pero se dió cuenta de que el mundo no lo hacía. Y se mareó. Como cuando pensaba en ese vacío que ni siquiera la música era capaz de llenar. Le entró v é r t i g o.
Y abrió los ojos. Sin mirar abajo. Ese era su rascacielos. Y tenía dos pilares que lo sostenían bien. Y de repente, dejó de sentir miedo.
"No era miedo, era vértigo"
A veces era testaruda.
Y se dió cuenta de que ÉL ya había sido gota. Y que ya había pasado a formar parte de ELLA. Que movía sus m a r i p o s a s dentro de sus estómago, que revolvía sus pestañas al despertar y que de vez en cuando dormía en sus costillas balanceándose en su lunar. Que era igual que la luna nueva, no siempre le veía pero ella y el universo sabían que estaba ahí. Siendo pilar.
Siendo orden en su desorden caótico ordenado.
Siendo Domingo un Lunes.
Siendo whisky de Sábado.
                    

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