"La era de los prodigios"

domingo, 24 de marzo de 2013

Equilibrista de emociones

¿Sabes? Es una punzada en los más dentro de ti. Justo por debajo de la garganta, en la boca del estómago y cerca del corazón. Te impide tragar, te impide respirar con tranquilidad, las manos empiezan a aferrarse la una a la otra, empiezas a parpadear muy rápido y casi sin darte ni cuenta ya están ahí, bañando tus pestañas, nublando tu vista y mojando tu cara.
Y una vez que cae una, van todas detrás. E intentas secarlas rápido, una detrás de otra, rápido, deprisa, para que nadie sepa que están ahí. Y te engañas a ti misma pensando que nadie se ha dado cuenta, pero sabes perfectamente que todos lo han visto, que te has derrumbado, que vas de fuerte.. y no lo eres.
Pero tienes que serlo, y sacar fuerzas de lo más profundo de tus entrañas, de lo más oscuro de ti y gritarte frente al espejo: BASTA. Porque sabes que no puedes seguir asi, que el ánimo de muchos depende de ti, que la fuerza la controlas tú. 
Ya no hay vuelta atrás, está decidido, sabes que no puedes caer al abismo, que te tienes que sostener justo en la cuerda floja, sin caerte, en el límite estable de la realidad surrealista.
Tienes que mantenerte erguida, tranquila, calmada, puede que alguna vez resbales pero recuerda: NO PUEDES CAER. Pero si lo haces, yo ya te habré tendido una cuerda donde puedas agarrarte para poder trepar y estabilizarte de nuevo sobre la cuerda floja.
Repite conmigo: Tengo que ser fuerte. 

lunes, 18 de marzo de 2013

El lago de los cisnes.

Preso en una cárcel de cristal late nervioso y a contratiempo con los pensamientos. Con las experiencias ese cristal de Swarovski se había ido formando alrededor de cada ventrículo, de cada aurícula hasta recubrirlo por completo. Algo tan delicado merece estar bien protegido, curioso es que se haya revestido de algo tan sumamente frágil.
Late despacio pero potente, tranquilo, con calma... Tiene miedo de fracturar su cárcel de cristal, la cual está ya un poco rayada por la parte inferior izquierda, ahí donde el dolor ha encontrado su escondite, porque no sé si lo sabéis pero, cuando algo nos hace daño, el dolor se siente en la parte inferior izquierda del corazón. La parte inferior derecha es decepción. La parte superior izquierda es amor con todo lo que conlleva, y la parte superior derecha es esperanza con cierta pizca de miedo al futuro.
Había decidido protegerse él solito, con la intención de no ser dañado al sentir y de no ser un insensible a la hora de querer sentir. Eligió un material delicado, precioso, frágil y brillante; a juego con la dueña, Swarovski por fuera a prueba de mínimos roces, y piel cálida y receptiva por debajo de la armadura, con ciertos golpes y magulladuras; nada que no pueda disimular un poco de maquillaje.
Clin                                                                       Clin                                                     Clin
Como una canica que se cae de manos de un niño, el cristal se resquebrajó. Cayó, precipitosamente como el agua de una cascada, al vacío de un estómago que hacía una digestión de sentimientos.
Cada parte de su organismo sentía al 100% de nuevo, lo bueno y lo malo. La boca le sabía a resaca de besos y la garganta no podía tragar más tequila mezclado con pasión. Las lágrimas volvían a tener sabor, sabían a mar de sensaciones. Su mano izquierda acariciaba la ambición y el odio mientras que su derecha rozaba el delicado néctar de la esperanza y la timidez temprana. Su nariz olía a lujuria y a perfume de Hugo Boss. Sus oídos escuchaban de nuevo y desde aquel ático desconocido volvió a reconocer el barullo de Barcelona, su musa, sabía que esa tarde su guitarra volvería a chillar. Sus ojos notaban como el brillo del rayo de luz se reflejaba en el espejo y rebotaba por las sábanas blancas manchadas de alcohol. Su cabeza daba vueltas, confundida por tantas sensaciones, situándose y adaptándose a su nueva forma de comprender la realidad sin tener que contemplarla a través de un cristal. Su verde parecía Irlanda.
Se contempló en el espejo. Se sonrió. Se colocó el pelo tras la oreja y sus ojos admiraron con cierto matiz de picardía, el cisne que colgaba de su cuello. Un cisne de Swarovski, por supuesto.

jueves, 7 de marzo de 2013

Sangre azul, color tinta.

Arena entre tus dedos. Arena resbaladiza que se escapa precipitándose al vacío, una vez allí ya no la podrás diferenciar. Relojes de bolsillo agrietados por el tiempo, y tú, temporal, te enredas en sus mecanismos. Quisiera ser arena y reloj para precipitarme entre tus dedos y cronometrar tus suspiros. Brisa de primavera que te acaricia las pestañas. Sol de verano que se cuela entre tus lunares. Quisiera ser viento para anidar en tu pelo y sol para iluminar tu mar azul. Calendario de momentos y no de días. Momento preferido: té y tú. Y así todos los momentos que queramos añadir. ¿Qué día es hoy? Es momento de pensamientos en abstracto. 32 de marzo pasado por chocolate blanco. Arena mojada de esta playa situada en tu cama que nos permita dejar las huellas de nuestro paseo hacia un agosto ebrio. Caracolas que con sólo acercarlas al oído reproduzcan nuestras risas. ¿No te imaginas una playa así? Piel convertida en toalla, bañadores de besos, olas que mecen recuerdos, castillos de miradas, peces de toblerone y chocolate Milka.

miércoles, 6 de marzo de 2013

Tus Vans y mis Converse, ¿qué me dices?

Siempre me dicen que vivo más en mi planeta paralelo, que baje ya a la realidad, que deje de columpiarme en tus pestañas.
Hola, ¿quiénes sois vosotros, seres extraños, para despertarme de mi historia de miel y limón?
Yo cogeré mi bicicleta de verano azul *cesta incluida* y mientras la tela rebelde de mi vestido se enreda con mis piernas, mis converse darán los pedales.
Ay, venga... sígueme el ritmo, no te quedes                                                ATRÁS.
Por este campo siempre ha habido moras, y amapolas, y lirios y si te paras a respirar puedes oler a la naturaleza y sentir a través de tus párpados el brillo de un sol de primavera.
No tengas miedo a perderte, ¿tanto miedo te doy? más de una vez te he demostrado que conmigo no hay n a d a que temer, te dije que mataría monstruos por ti; no se atreverán a venir, estoy armada con ilusiones y muchas flores color violeta.
Oh venga, ¿no amas la primavera?

viernes, 1 de marzo de 2013

Luces naranjas a las 00.02

Hoy es verano en su balcón, a pesar de llevar encima una manta y un jersey de punto. *Rojo, siempre rojo*
Uno                                             Dos                                                                              Tres
                                                                                                                                        hielos en su copa.
Tranquila, como la primavera que llega
                                     L E N T A y P A U S A D A
suspira antes de dar el primer trago al remedio que curará su horrorosa semana. 
Observa risueña como una pareja de adolescentes, o intento de adultos como ella prefería llamarles, dibujaban en el vaho de un coche *demasiado sucio para ser nuevo y demasiado limpio para ser viejo*sus nombres. "Ay, pequeños... pero ¿no os dais cuenta de que vuestro amor se esfumará igual de rápido que vuestros nombres en el vaho?"
Malditos y egocéntricos corazones que se creen los reyes del mundo. Cierra los ojos, niega con la cabeza y frunce el ceño. Ya esta ahí otra vez. Maldito corazón que se empeña en oprimirle las costillas. ¿NO TE DAS CUENTA DE QUE YA NO QUIERO SENTIR? ¡¡Te ahogaré con ron como sigas así!!
Una                                              Dos                                                                               Tres
copas. *Quizás más*
El pelo detrás de las orejas, los ojos semicerrados, la boca seca, mariposas aleteando y las paredes de una habitación que, de repente, se ha hecho más pequeña. DEJAD DE CHOCAROS CONMIGO.
Suena el móvil. 
Una                                              Dos                                                                               Tres
llamadas perdidas.
Esta vez, la cuarta será la vencida.
-¿Qué quieres?
+Estoy bajo tu balcón. Huele a alcohol y a tabaco. ¿Qué te dije de fumar? 
-Tú siempre hablas de más.
+Estás demasiado bebida.
-Y tú demasiado guapo bajo la luz de esa farola.
+Nisiquiera me estás viendo.
-Te imagino.
+Baja.
-Estoy demasiado bebida como para decirte que no.

Y sin darse cuenta, había vuelto a dejar que el corazón le oprimiera las costillas.