"La era de los prodigios"

martes, 27 de agosto de 2013

Del asfalto al vacío.

La tarde empieza a caer. Empieza a oscurecerse el día y a iluminarse la noche.
Farolas a medio gas. A medio encenderse. A medio apagarse.
No es de noche. Tampoco es de día. Es un estado sin estar.
Como ella, que llevaba en standby desde entonces. Desde que no sabía distinguir el final del día y el comienzo de la noche. A medio gas. A medio encenderse. A medio apagarse. A medio ser. A medio no ser.

Esa fina línea que separa el todo de la nada. Del riesgo. Del salto.
Esa fina línea que hace que el interruptor no haga contacto y que esa bombilla no llegue a encenderse nunca.
Esa cerilla que no se enciende. Esa fuerza que nos falta para hacerla saltar en chispas.
Esa piedra del mechero que se atranca a media calada de encenderse el cigarro.
Esa fina línea entre parpadear y perderse la estrella fugaz de su pestañeo inseguro o no hacerlo y ser partícipe del universo de su iris.

Esa farola a medio gas. A medio encenderse. A medio apagarse. A medias de alumbrarte el camino. A medias de sumirlo todo en oscuridad.

Ese estornudo cortado por una carcajada.
Esa finísima línea que separa la afinación del medio tono bajo.
Esa fina línea que separa el bien de tu supuesto mal creado precisamente por ti.
Ese límite imaginario creado a partir de inseguridades.

Una farola a medio gas y tú, con una bocanada de aire la apagas.
Una farola a medio gas, y yo, cerilla en mano la enciendo.
Y de paso, te enciendo y te alumbro a ti. 

jueves, 22 de agosto de 2013

Volcán de mareas

La mirada perdida en el horizonte.

Trenza deshecha, sandalias en la arena.

Botella vacía. Cigarro apagado.
Como su sonrisa.

Espuma de su cerveza en la espuma del mar.

P
R
E
C
I
P
I
T
A
N
D
O
S
E
Uniéndose con sus lágrimas saladas. 
Como sus labios, agrietados por la sal.
Como su piel,  t i r a n t e  por la sal.

Sentada con las piernas cruzadas en la orilla buscaba su paz.
Sus ojos se nublaron. 
Pronto comenzarían a llover.

Respiración entrecortada.
Corazón cargado de ansiedad.

S
U
S
P
I
R
O
S
De mar.

Ella buscaba caracolas. 
Quería perderse de nuevo en su océano, en su oleaje.
Y no quería encontrarse.

G
R
I
T
O
S
Ahogados en la marea.

Marea ahogada en acantilados.
Acantilados testigos de mensajes en botellas jamás enviados.
Mensajes en botellas tocados. 
Hundidos.

La mirada perdida en el horizonte.

La trenza deshecha, sandalias en la arena.

Ella solo buscaba su mar.

Muerto.

martes, 20 de agosto de 2013

Aprender a respirar, incluso con Helio

Se necesita tiempo para asentar las ideas, para retomar el vuelo, para escribir en un folio en blanco o simplemente para sonreír a los tuyos con la sonrisa con la que lo hacías antes.
Me he tomado un tiempo para mí misma, de reflexión. He pausado el mundo y he dejado que el calor de Extremadura me abrasase los malos royos, no siempre con éxito, todo hay que decirlo.
Al principio el mundo de aquí no me dejaba de perseguir, me le encontraba en cualquier rincón, en cualquier esquina. Si buceaba, las burbujas aún deletreaban tu nombre, por eso me sumergía más aún y aguantaba el aire. Pero llega un momento en el que los pulmones no pueden más, que ya no entran más suspiros, ni más agua, ni más humo y te impulsas con los pies y saltas y lo primero que sale a la superficie son tus ideas renovadas y tu pelo mojado de cambios. Y te dan miedo, y te asustas y piensas que no lo vas a conseguir porque tarde o temprano sabes que algo te lo va a recordar; una canción, una broma, un comentario, un color, un olor...
No hay que tenerle miedo a los recuerdos porque forman parte de nosotros, nos llenan y nos hacen ser como somos, puesto que de los recuerdos formamos nuestras experiencias y de las experiencias formamos los actos que vamos haciendo día a día.
Quizás si es verdad que lo que más miedo me da es la nueva realidad a la que tengo que enfrentarme, porque tengo que formarla de nuevo pero realmente, ya si sé por donde tengo que empezar.
La vida es esto: CAMBIOS y tenemos que afrontarlos como vienen.
"No es necesario tener principios, lo importante es tener finales" y lo más bonito que podemos hacer con un final es hacerlo perfecto, porque los finales sí que podemos crearlos, y qué mejor que hacer un final bien hecho y no uno de esos que te dejan con mal sabor de boca.
Los principios nunca sabemos de dónde y por qué vienen, llegan sin más, sorprendiéndonos gratamente o dejándonos K.O, pero... ¿los finales? son decisión nuestra.
Y yo he decidido escribir un PUNTO Y FINAL de los bonitos, de los que se recuerdan con una sonrisa.
Este punto y final va para tí, que me has ayudado a encontrarme, a perderme y a encontrarme de nuevo más viva. Este punto y final lo recordaré con una sonrisa, de esas con las que se asocian las cosas buenas, los recuerdos de té y limón, los besos borrachos, los sueños despiertos.
Este punto y final va para ti.