Lo mejor de no tener nada que hacer es que puedes disfrutar de esas pequeñas cosas que dan sentido a nuestra vida sin que nos demos cuenta. Como por ejemplo, estar durmiendo y sentir esa suave brisa que hace que todos los poros de tu cuerpo se cierren y pongan tus pelos de punta, y no porque haga frío, simplemente porque has dejado que esa brisilla recorra todo tu cuerpo y además, la estás disfrutando.
O también tumbarte en el césped y simplemente obserbar el movimiento de las nubes, parece que no, pero si que se mueven y además transmiten.
Otro ejemplo de pequeñas cosas que nos alegran la vida es poner esa canción y fantasear con que alomejor él en ese mismo instante también la está escuchando y también se está acordando de tí.
Un simple toque de la persona adecuada en el momento justo, también nos hace muy felices aunque intentemos disimularlo, pero nuestro corazón nos delata y por ello se acelera cuando ve que la pantalla del móvil se enciende y sale su nombre; no nos hagamos los interesantes, al corazón no hay Dios que lo engañe, así es.
Y ¿qué me decís de una tarde rodeada de tus mejores amigos? Al volver a casa vuelves con esa estúpida sonrisilla, señal de que te hacen muy feliz.
La vida. La vida en todo su esplendor, admirarla, disfrutarla, quererla, vivirla... La vida nos da la vida, (bendito juego de palabras) y nos hace muy muy felices si sabemos lo que tenemos que admirar, lo que tenemos que mirar, lo que tenemos que vivir. Sólo nosotros tenemos la oportunidad de ser felices, sólo nosotros deberíamos saber cómo ser felices... pero, entonces... ¿por qué nos empeñamos en mirar siempre el lado negativo de las cosas? ¿por qué? Por la inseguridad, el miedo, la falta de confianza en uno mismo... eso nos condiciona muchísimo, y tenemos que cambiarlo, y sólo NOSOTROS, cada uno de nosotros sabe como hacerlo, simplemente hay que saber qué buscar, dónde, cuándo y con quién; en cuanto tengamos eso, y sepamos cómo vivirlo, seremos felices.
Ánimo, empieza a mirar, a contemplar, a vivir... y BUSCA.
