"La era de los prodigios"

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Eres mi lata de Coca-cola con tu nombre.

Siempre me han gustado las sucesiones que suceden de manera sucedánea, esas sucesiones explican tus idas y venidas. Esas sucesiones que emanan de los recuerdos. Esas sucesiones de momentos, que pasan lentos ante nuestra retina y que, pasado un tiempo, somos capaces de comprender. Esas sucesiones de suspiros cuando, cigarro y whisky en mano, te recuerdo. Esas sucesiones que me hablan de ti...
Como cuando con la mirada me dices que antes de conocerme mi boca era una curva similar a la de mi costilla derecha, y yo, con paciencia, hilando hilo a hilo tu pestañeo, comprendo que eso significa lo siguiente:

"Antes de yo convertirme en tu gran incomodidad, eras viento y como tal, eras libre. Por eso tu sonrisa volaba sola y tu risa acompañaba a tus dientes, blancos, imperfectos pero con ganas de comerse el mundo (y si eso te salía mal, me propinabas un buen mordisco a mí). Pero todo eso era antes de ser el motivo de tus ojeras, de tu café frío en la encimera, del frío por mi ausencia, de los trazos a medio acabar en el lienzo blanco de tu habitación, de las cortinas del balcón salvajes que se vuelven locas por mi tempestad."

O como cuando, aquella noche de Octubre me miraste, suspiraste y con las cejas levantadas me decías que querías ser astronauta. Con el tiempo entendí que eso quería decir
"Quiero conquistar tu luna, que son tus labios, y recorrerme todos tus planetas, que son tus lunares. Y contarlos uno y a uno. Y si me pierdo, volveré a empezar, porque nuestras noches no se acabarán nunca"

*Y mira... ¿sabes qué? creo que te dejaste la cuenta a medias*

O como cuando eres silencio. Tenso. Frío. Cortante. Cada palabra seguida de un punto en tu oración. Que. Me. Dejaba. Tan. Perdida. Tan. Fuera. De. Nada.
Pasadas un par de estaciones comprendí que tus silencios decían mucho más que tus palabras. Y que ahora, estoy enamorada del sonido de no escuchar nada, para dejar paso a nuevas risas, a nuevas miradas.

¿Recuerdas cuando eras escultor y con tus manos me convertías en tu musa?
Con el paso de las noches comprendí que fui musa de un artista en paro.

Y de paso, me convertí en artista yo.
Y he encontrado miradas, y sonrisas. 
*La mía, de hecho, está rejuvenecida. Ya no pesa. Ya no suena cansada. Vuelve a tener 19 años*

Quiero escalar nuevas montañas de lunares. Y si no hay, yo los pinto y los recorreré uno a uno, con tinta, para unirlos y formar un dibujo abstracto del que sólo yo sepa su significado.
Lo resumiré a: "He conquistado tu luna y todos tus planetas. Soy oficialmente vagabunda de tu piel."

He dejado las luces encendidas y la puerta abierta. 
Sé que tarde o temprano, te atreverás a entrar. 

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