"La era de los prodigios"

domingo, 1 de mayo de 2011

Dulce madurez.

Escucho los acordes de la guitarra de Alex Turner y sonrio. Sonrío por haber dejado atrás otra etapa más en mi vida, la etapa de los dulces 16. Sonrío porque tengo un año más y aunque no lo crea, soy un poco más madura. Tengo, de hecho, 16 años de experiencias. Si vuelvo la vista atrás veo un camino que se tuerce a menudo, que tiene muchísimas cuestas y sus correspondientes bajadas, piedras, muros rotos, mucha música, cariño, amigos, enfados, discusiones, pérdidas, premios, suspensos, borracheras, personas que perdí, tardes Junkies, chalets Junkies, sonrisas, locuras... No me había parado a pensarlo nunca, pero ya son 17 los años que han pasado en mi vida y de verdad, que veo una progresión en mi persona que jamás pensé tener. Tal vez es porque tengo 17 años y he comprendido que cada vez está mas cerca esa deseada mayoría de edad, esa selectividad, esa Universidad... y debo solucionar todo eso que voy dejando a medias, todo eso que no parecía importante, todos esos mínimos detalles que cada vez van siendo más y más grandes. Tal vez pienso esto porque es el último año que tengo para hacer algo ilegal, para desmadrarme, para hacer lo que quiera sin relativas consecuencias. O tal vez pienso esto porque es la primera vez que de verdad me ha preocupado la trayectoria de mi corta vida.
Lo que veo si miro hacia delante es un futuro incierto, en el cual no sé aun nada de nada. Pero lo que si puedo preveer, es un final en el que haya dado todo de mí, pero todo de verdad, el 100 % por ser una buena persona, por ayudar a los demás y por haber hecho algo que de verdad haya merecido la pena, como por ejemplo, ser absolutamente FELIZ.

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