"La era de los prodigios"

miércoles, 28 de octubre de 2015

Despertares

Dicen que los ojos son el espejo del alma pero hoy me miro y a pesar del verde de mi iris no vislumbro jardín alguno, tras hacer labor de introspección no encuentro nada ¿será que estoy reseco?

No recuerdo una mañana alegre desde que se fue y tras otra noche en compañía del whisky me recuerdo, una vez más, que su lengua hace tiempo que ya no navega a la deriva por mi boca. Supongo que esto es lo que nadie te cuenta acerca del amor, esta decepción debe ser parecida a la de cuando te destripan los efectos especiales de una película, supongo que esto es la nada.
Me gustaría poder odiar su recuerdo, me gustaría poder decir sin que me tiemble la voz que ya no recuerdo el número exacto de lunares en su espalda o que soy incapaz de recordar su risa, su mirada o el color de su pelo. Pero la verdad es que puedo decir que son exactamente seis, que su risa es comparable a un rayo de sol en pleno invierno en Londres, que perderte en sus ojos es perderte en el océano y que el oro no tiene nada que hacer cuando es el sol quien acaricia sus rizos.

Lo cierto es que ahí afuera sigue lloviendo y aquí, en la inmensidad de mi habitación vacía, hace meses que vivo a bajo cero.
Hoy me miro en el espejo y apenas me reconozco. Busco los pliegues de esta careta que hace tiempo me acompaña y que se ha cosido a mi como si de una segunda piel se tratase, quiero arrancarla y arrojarla a la fosa común donde se encuentran todos nuestros días juntos.
Quiero lanzarte al olvido y aferrarme a cualquier clavo ardiendo que me ofrezca la vida y no soltarme hasta que se me consuma la piel.

En fin... delirios ¿a quién le importan?

Mañana a esta hora, con suerte, será igual que hoy: la ventana seguirá abierta, las cortinas bailarán un vals solitario. el café seguirá sin hacerse y en mi cenicero ya no entrarán más cigarrillos a medio apagar.
Mañana, a esta hora, con suerte, será igual que hoy: tu seguirás siendo mi todo en la más absoluta de las nadas y yo seguiré siendo esa mota de polvo que se posa en tus pestañas.

Mañana a esta ahora, con suerte, amaneceré borracho y no recordaré ninguna de estas palabras.

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