"La era de los prodigios"

viernes, 6 de septiembre de 2013

Crónicas de un borracho

El frío de madrugada empieza a recorrerte la columna vertebral, echas el último trago a tu cubata, ya caliente.
-Demasiado whisky, quizás-
Piensas cuando de repente sientes el mundo temblar bajo tus pies.
Y no solo el mundo.
También tu cabeza, tus ideas. Tu impresión en general. 
Suspiros y reflexiones de borracho que acaban en un árbol, donde de repente, te encuentras solo, aturdido, mareado. Y vomitas ansiedad y malos tragos.
Te vacías y entonces piensas que la única compañía de esta noche se encontraba en el fondo del vaso que acabas de tirar. Y eso te abruma, te inquieta, te pone nervioso. Te a-l-t-e-r-a. 

Con la mirada perdida buscas su sombra entre la niebla de tu iris, pero solo encuentras rostros extraños pidiéndote un cigarro.
Tienes la boca seca, y quieres algo que calme tu sed.
-Pero no quiero agua. Ni más alcohol-
Tienes sed de sus pupilas. Y hambre de su piel.
-Solo estoy borracho-
Y buscándola en un vaso. Y suspirándola en cada calada. 
Decides irte a casa, pero no encuentras el camino. No encuentras TU camino. Te pierdes entre las calles, tuerces las esquinas pensando en torcerte por sus caderas. Observas las farolas, admirando su luz, preguntándote como puede brillar tanto la Luna ahí arriba y alumbrarte tan poco los pasos. 
Las carreteras están vacías, se oyen coches lejanos, derrapes en las rotondas, música que sale de algún altavoz.
Y a ti la música que más te gusta es su risa a las 5 de la mañana, cuando después de estar perdido toda la noche, de buscarla en un vaso, de suspirarla en cada calada oyes como a la puerta de su casa, se le caen las llaves y con una sonrisa de "Dónde te habías metido" se aleja gritándote un buenas noches.

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